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Detalles: Categoría: Club Científico Albert Einstein | Publicado: 01 Noviembre 2013 | Visto: 448


EN MEMORIA
"Tomás Hormigo Rodríguez"

Profesor del Instituto E.S. "La Rosaleda", fallecido el día 12 de Mayo de 2004


Tomás durante una charla sobre Astronomía

TOMÁS HORMIGO RODRÍGUEZ “ UNA VIDA LLENA DE INQUIETUDES Y COMPROMISOS “

“Si la ley de Educación se aplicara honestamente, tendríamos un país con una educación homogénea”. Esa era una de las principales inquietudes sociales que Tomás tuvo a lo largo de su vida.

Desde muy pequeño sus padres le fueron inculcando unos valores que él supo crecer con ellos y madurarlos, haciendo unos buenos cimientos como ser humano (“las grandes obras permanecen al pasar los años si tienen buena cimentación”) y Tomás la tuvo.

Su afán por superarse profesionalmente fue incansable; consiguió el título de delineante, mas tarde entra en la escuela de Peritos de Málaga, pero fue su ida a Granada por causa del servicio Militar lo que hace que Tomás aproveche para iniciar la carrera de Ciencias y con el tiempo finalizarla, será mas tarde por los años noventa cuando obtendrá la Cátedra de Física y Química con el número uno de su promoción.

En la espera de su primer trabajo como Perito Industrial, decide irse a perfeccionar el inglés a Londres, allí trabaja y se apasiona por los museos que hace visitas diarias, y sin darse cuenta esas serán las primeras ideas que le surgirán posteriormente a crear el “Museo Escolar de Ciencia y Tecnología"

Es en el año 1983 cuando se empiezan a cumplir sus primeros sueños y vuelve a su antigua escuela de Formación Profesional de Málaga, pero ya como profesor.

Enseguida se da cuenta que su vocación hacia la docencia es cada día mas intensa y empieza a conectar con los alumnos sintiéndose uno mas entre ellos, sus ganas de enseñar y de aprender enseñando hace que los jóvenes se acerquen sin miedo a la ciencia, a comprender por que ocurren las cosas de forma amena y divertida, Tomás con sus alumnos charlaba, debatía y era el guía que trasmitía calor humano y muchas ganas para que los alumnos aprendieran, .Desarrolló proyectos como el “Club Científico de Einstein” logró que se celebrará “la semana de la Ciencia” es impulsor y creador del Museo Interactivo de las ciencias, por entonces se inscribió en la Sociedad Malagueña de Astronomía con el fin de iniciar a sus alumnos en las observaciones solares los instruía en la metodología rigurosa de la observación del sol y creó el departamento de Heliofísica.

Nunca renegó de sus raíces como hijo de agricultor y esteponero, se sentía muy orgulloso de los suyos y de, tuvo inquietudes por activar la cultura e implicarse en la vida real de los problemas y las necesidades de Estepona, fue socio fundador del primer Centro Cultural que se formó en su pueblo,( en los años difíciles de la transición) pero logró implicar a muchos amigos y familiares para que colaboraran en conferencias, debates, periódicos…ect.

Después de pasar unos años de inquietudes, publicaciones, exposiciones y de ejercer muchos cargos importantes en el terreno de la ciencia y ser muy conocido como persona incansable, auténtica y luchadora por defender la cultura y la libertad, promueve la “Asociación Cultural Faro de Estepona” cuyo fin principal es fomentar el dialogo, intercambiar opiniones y defender el derecho a recibir una información objetiva.

Son muchos los libros que publicó como “Las Medidas del Universo” y otros, compartió en sus publicaciones con Dº José Mª Chao, Dº Vicente Moreno, Dº Roberto J. González, Dº Diego Gaete, Dº Luis de Tudela… como “Datos de Física y Química”, “Introducción a la Historia de la Física”, “English in the Polytechnic, Book2” ect…tenía unas buenas cualidades como escritor, comentarista y hasta trabajó como un excelente rotulista

Los años noventa son para Tomas los años de plenitud, ejerce como director del I.E.S. La Rosaleda de Málaga, es nombrado asesor científico para un proyecto con el “Experimentariun de Copenhague”, en la revista Péndulo de Málaga del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos escribe un artículo en el que cuenta el proyecto, hace exposiciones en el Parque Tecnológico de Málaga siendo visitadas por muchas autoridades y personas interesadas en la materia, allí fue la culminación de las Semanas de la Ciencia anteriores.

Es en esta década cuando se casa con María Teresa y pronto nacen sus hijos Tomás y Pablo, tales acontecimientos hacen reflejar aun mas su entusiasmo por la ciencia y luchará para sacar adelante sus ideas, compartirá sus inquietudes y se propondrá unos objetivos ayudando a tener opiniones críticas estableciendo una relación constante y profunda en la familia, en el trabajo, en el entorno mas próximo, ya no se acordará de la indiferencia y el pasotismo de algunos que no entendían que alguien como Tomás quisiera abrir nuevos caminos y llegar cada día mas lejos sin pedir nada a cambio.

A finales de los noventa como miembro fundador del Centro Cultural Estebuna, participó con artículos en su boletín, dio conferencias e invitó a personajes de prestigio como Pérez Mercader, Manuel Toharias, Teodoro Vives, ect…acercando a Estepona la sabiduría de tantos y tantos cerebros con charlas y conferencias muy interesantes. Se implicó en el estudio de un anteproyecto museográfico con un Planetario, un Centro Astronómico y un Costelario para Estepona, visitó las Ciudades de las Ciencias de Granada, Valencia y Toulouse para mas tarde redactar un minucioso estudio de construcción y viabilidad económica del mismo.

Todo esto quedó truncado como si hubiera sido un sueño, Tomas murió aquel 12 de Mayo del 2004 sin esperarlo y con su muerte quedaron muchos proyectos en los cajones de algunos despachos. Han sido muchos los homenajes, inauguración de salas con su nombre, asociaciones de AMPA, paginas en la web, ediciones de sus libros ect… que se han hecho después de su ida .

Hoy sus amigos, sus hijos, su esposa Mª Teresa, su hermana Antonia y todos los que tuvimos la suerte de vivir y compartir sus inquietudes, queremos recordar aquel Tomás: Tolerante, riguroso, solidario, modesto, cercano, bueno, humano y sobretodo sabio…que se fue como siempre, en silencio, con dulce timidez… y con su mano tendida por si alguien lo necesitaba.

Cancelada es afortunada, hoy una estrella ha venido a poner su luz en estas aulas, a iluminar las mentes de profesores y alumnos de este Instituto, su nombre es Tomás Hormigo Rodríguez su presencia estará siempre presente entre los estudiantes y a muchos de vosotros os infundirá el placer y el gusto por la ciencia transmitiéndonos ilusión, entusiasmo y muchas ganas de vivir como el siempre tuvo.

Agradecemos a todos aquellos Organismos Oficiales que nos han concedido el honor de rememorar el trabajo de un “profesor” con una placa con su nombre en este lugar tan maravilloso y seguro tan querido por Tomás.

Amigos de Tomás Hormigo (26 de Octubre de 2007)

TOMÁS HORMIGO: "EL PROFESOR"

Era el año 1982 cuando Tomás Hormigo se inscribió en la Sociedad Malagueña de Astronomía (SMA) de la que fue socio hasta el final de sus días. Cuando acudía a las reuniones semanales en la sede siempre venía acompañado de sus alumnos, a quienes iniciaba en la astronomía por su afán siempre divulgador.

Un año después creó el Departamento de Heliofísica de la SMA que publicaba los resultados de sus observaciones solares en el Boletín de Información Mensual de la SMA. Instruía a sus alumnos en la metodología precavida y rigurosa de la observación del sol. Hay que hacer resaltar que para obtener gráficas de la evolución solar hay que observar sistemáticamente el sol, siendo, por tanto, la constancia el factor primordial en esta disciplina. Ésta era una cualidad que inculcaba a sus alumnos, fundamento del buen hacer del método científico.

En la sede de la SMA, sita en El Limonar, presentó su libro “Las Medidas del Universo”, además de impartir numerosas conferencias y Cursos de Astronomía y Astrofísica. Organizó multitud de observaciones astronómicas acompañado, como no, de algunos de sus estudiantes a quienes les infundía el placer y el gusto por la ciencia. Sólo escucharle contar la ciencia provocaba en quienes le oían un interés desmedido que no permitía desviar la atención.

Si tuviera que elegir una palabra para definir a Tomás Hormigo seleccionaría sin vacilación ésta: “El Profesor”. Sin duda su fallecimiento ha supuesto una gran pérdida para estos tiempos en los que el gusto por las ciencias y la investigación pura va mermando. Rememorar su trabajo como profesor guiará a otras personas, ahora niños, niñas o jóvenes, para que en el futuro puedan continuar con la línea de dedicación profunda hacia las ciencias que nos ha legado “El Profesor”.

Blanca Troughton. Presidenta de la Sociedad Malagueña de Astronomía.

INOLVIDABLE TOMÁS HORMIGO

Nunca me dio clases en el instituto, qué lastima, porque sus alumnos hablaban muy bien de su manera de darlas. El quería que sus alumnos entendieran las cosas y buscaba esa manera de trasmitir sus conocimientos con ejemplos que pudieran entenderlos y para que esa materia no fuera aburrida.

Yo conocí a Tomás por una afición, la Astronomía. El fue el que me inicio en esta hermosa ciencia hace más de 25 años. Nunca olvidaré aquellas observaciones solares en el patio del instituto con el telescopio refractor Altar 60 mm. y esas observaciones nocturnas después de las clases en los Montes de Málaga. Aquel D.E.C. (departamento de extensión cultural). Aquellas salidas de los clubes ecologista y científico a Sierra de las Nieves, Tejera. Excursiones al centro observacional Calar Alto. A pesar de la escasez de medios, Tomás supo trasmitirnos su pasión por la Astronomía y por la ciencia en general. El fue unos de los que participaron activamente en la creación del museo de la ciencia en Málaga “Centro de Ciencia Principia”. Me alegro mucho de que pusieran a una de las salas del museo su nombre, y también me complace mucho que van a poner su nombre a un instituto. Hacia tiempo que no lo veía, en julio del 2002 me puse en contacto con el para que clausurara nuestro primer curso de “Iniciación a la Astronomía Observacional” con una conferencia sobre su extraordinario libro “Medidas del Universo”. Su respuesta fue afirmativa. Con más de 110 participantes al curso, dio una conferencia que los asistentes se quedaron sorprendidos de la comunicación, divulgación y pasión por la Astronomía y a mi me demostró que seguía siendo el mismo de siempre.

Tomás te doy las gracias por haberme introducido en esta apasionante ciencia, por tu enseñanza, por tu amistad.

Jesús Chinchilla Domínguez. Antiguo Alumno del Club Científico y miembro de la Agrupación Astronómica de Málaga "SIRIO"

HEMOS SIDO AFORTUNADOS

A lo largo de nuestras vidas nos vamos cruzando con una multitud de personas con las que establecemos una gran variedad de relaciones, pero que, básicamente, podemos dividir en cuatro grupos:

En primer lugar, esa gran masa con la que solo nos rozamos un instante sin más consecuencias, y dentro de la cual seguro que podríamos aislar a más de un elemento con el que podríamos compartir muchas cosas, y que, en nuestra ignorancia, dejamos escapar.

Después vendría una gran cantidad con la que nuestra relación es un poco más profunda, pero igualmente superficial, y entre la que tampoco sabemos reconocer a más de un alma gemela, o sólo en algunos casos, pero ya tarde.

Un grupo menos numeroso lo forman las relaciones más constantes en el tiempo, normalmente surgidas de situaciones no buscadas: la familia, el trabajo, el entorno próximo, y que forman el cuerpo de las relaciones personales.

Por último, el escogido grupo de aquellos con los que se establece una relación constante y profunda, potenciadora de nuestras capacidades, a veces desconocidas u olvidadas, con los que abrimos nuevos caminos de trabajo, recorridos con renovados ímpetus, aquellos que, aunque ya no estén, han dejado una huella tan profunda que no puede borrar el viento de los años.

En nuestro caso, esos caminos son los de la divulgación de la ciencia, o el estudio de su historia, o la aplicación de recursos nuevos en su enseñanza, y la persona que nos los abrió fue Tomás Hormigo.

Era necesario, claro, tener cierta predisposición, compartir inquietudes y objetivos, pero sobre todo, el Objetivo fundamental de ayudar a crear unas opiniones críticas en nuestro alumnado, y, por extensión, en la parte de sociedad más próxima al mismo, opiniones que, con un fundamento científico, ayudarían a luchar contra toda superstición, todo engaño o superchería en cualquier ámbito, a crear, en fin, opiniones del tipo aquel que puede hacernos más libres.

Y ese fue el gran Objetivo, profesional y humano, de Tomás, al que se entregó ideando continuamente nuevas formas de aproximarse a él, pasando por todo tipo de iniciativas con las que entusiasmaba tanto al alumnado como a compañeros de docencia: El Club Científico, en el Instituto, con aquellas observaciones nocturnas y celestes; la Semana de la Ciencia: momento anual de aproximación del alumnado a una ciencia experimental y lúdica; las reuniones del núcleo inicial que daría lugar a la Exposición en el Parque Tecnológico y, finalmente, a la creación del Museo de Ciencia y Tecnología (Tomás como ideólogo, promotor y artífice indiscutible); o los programas de divulgación científica en la radio malagueña, por mencionar sólo algunas que vivimos desde dentro.

Y desde luego, esa potencia emprendedora, se veía complementada y reforzada por una actitud y un carácter consecuentes con los objetivos a conseguir: tolerante, riguroso, dialogante, solidario, con una solidaridad combativa que caracterizaba la relación con su entorno, en el que no siempre encontró la comprensión necesaria en aquellos que no compartían su sentido de la generosidad, a pesar de lo cual, nunca dejó de luchar por lo que creía justo, ni de combatir contra la intransigencia y el dogmatismo, arrostrando los problemas personales que le pudieran acarrear esa actitud.

Además, esa forma de ser le capacitaba para liderar cualquiera de los proyectos antes mencionados, o para dirigir el propio Instituto de la forma impecable en que lo hizo.

El caso es que nos resulta imposible sustraernos a un influjo que, si era gratificante cuando estaba a nuestro lado, nos acompaña, casi sin darnos cuenta, en su ausencia, y nos hace ver a Tomás como inevitable referente profesional y humano.

Nos consideramos afortunados de haber compartido con él una parte de nuestras vidas.

D. Rafael Martín y D. Diego Gajete. Profesores del Instituto E.S. “La Rosaleda" Málaga

"Yo puedo decir que he sido afortunado de haber conocido a nuestro amigo Tomas. Para mí además de ser un profesor fue un amigo, ya que él te trataba como tal. Recuerdo toda esas noches en las que nos reuníamos alumnos y profesores (que dejaban de serlo para dar paso al único maestro que había allí: Tomás Hormigo) en Los Montes enfundados con nuestros abrigos para no pasar frío, pero que en un momento se olvidaba ya que allí había un calor humano muy grande. Como Tomas nos iba guiando a todos sobre esa estrella es tal esa otra es esta y así con cada puntito diminuto que el conocía como si las hubiera puesto en cada sitio. Esas Semanas de la Ciencia en las poníamos patas arriba el instituto para montar todos los experimentos que uno a uno nos iba explicando como iba tal cosa, esa otra, para así nosotros poder explicarlo a los visitantes que eran muchos, ya que esa semana era muy conocida en el ámbito estudiantil de Málaga. Las charlas y debates que dábamos en esa semana, todo son buenos recuerdos y todos con un centro común, nuestro amigo Tomas. Como se ofreció a darnos unas clases de matemáticas cuando habíamos terminado el curso, para los que quisieran coger una carrera técnica, usando su tiempo libre para ello, eso si que es un profesor y amigo con mucha vocación y ganas de que los demás aprendieran. Así que todo lo que se diga de este gran hombre es poco."

Jose Miguel Calle Damiano. Antiguo Alumno del Club Científico. (Septiembre 2007)

TOMÁS HORMIGO RODRÍGUEZ, MAESTRO Y AMIGO.

Cuando me piden que hable acerca de Tomás, se agolpan en mi cabeza mil recuerdos que sería imposible plasmar aquí, así que intentaré quedarme con lo más básico, la persona en sí.

Los que lo veían solamente como un profesor que intentaba impartir un temario, no podían negar que era un entregado a su asignatura, un docente vocacional. Los que tuvimos el lujo de compartir con él horas fuera del horario lectivo, podíamos decir que para nosotros: “Tomás era un sabio”. Y lo digo así porque aún recuerdo nuestra expresión de admiración, fascinados escuchándole atentamente en las reuniones del club, en que todos nos poníamos alrededor de una de las mesas del aula y él se ponía a explicarnos tal o cual cosa.

En su modestia, creo que el nunca fue consciente de lo que para nosotros representaba, y eso hacía que fuera en el trato siempre cercano y accesible. Nunca se rechazaba un tema de conversación y ninguna pregunta era nunca mal recibida o contestada con desdén, más bien al contrario, podía terminar en un debate en el que se aclarasen mil y un conceptos, y era notable el esfuerzo que él ponía en que así fuera.

Me queda la sensación triste de que Tomás fue un incomprendido. Era una persona introvertida, pero con fuerte conciencia social y ética. Siempre fue fiel a sus principios y luchó contra viento y marea por sacar adelante sus ideas. Aún hoy se me encoge el corazón cuando le recuerdo cansado y pesaroso, pues tuvo que sufrir muchas veces el pasotismo y la indiferencia de los que le veían como un iluso. Son aquellos que hacen de “el mínimo esfuerzo” una ley de vida y no entienden que alguien quiera abrir nuevos caminos y llegar más allá, sin esperar nada a cambio.

También me gustaría recordar al Tomás amigo. No sabría decir cuando quedó atrás mi mentalidad de alumno y empecé a tratarlo como tal. Quizás el pasar de los años me llevó de forma irrevocable a convertir la amistad en la razón de nuestros encuentros, aunque siempre había el trasfondo de algún que otro tema de divulgación científica que tratar. Era un hombre bueno, de refinada educación y muy amable en el trato. Difícilmente podría encontrar alguien más digno de confianza y mejor consejero. Su mano siempre estaba tendida para los que le necesitábamos. Me queda la pena de pensar que alguna vez pude fallarle por no haber sabido estar a la altura de las circunstancias. Espero que haya sabido perdonarme.

Para terminar, no puedo olvidar el día que me enteré de su marcha. No pude dejar de recordar la manida frase: “Se van siempre los buenos”, pero es que no creo que nunca se haya podido aplicar más justamente. Sentí inmensa tristeza, el desasosiego del que pierde algo valioso que sabe que no va a volver a recuperar y dejé de tener un referente en mi vida, una luz que alumbraba mi horizonte. Egoístamente, sentí el vacío de la ignorancia, de lo mucho que podría haber aprendido y que no supe aprovechar, de los instantes perdidos y que ya no volverían a suceder.

Agradecer, finalmente, a María Teresa, su amada esposa, y a sus queridísimos hijos, Tomás y Pablo, el que nos hayan ayudado y animado para sacar adelante la página web que iniciamos estando aún Tomás entre nosotros y que se ha convertido en un pequeño homenaje a su memoria tras su marcha.

Ojala el tiempo no borre nunca de nuestra memoria a Tomás ni a su obra, pues personas así nos enseñan que tenemos todavía mucho que mejorar y que vale la pena el esfuerzo.

Francisco Manuel Martín Yáñez. Antiguo alumno del Club Científico Albert Einstein (Inst. F. P. La Rosaleda, Málaga) Septiembre 2007

"Para Tu Alma, La Paz..."

Si no puedes tú solo

No apagues tu voz,

Tu canción y la mía

Cantaremos los dos,

Y un camino más limpio

Abriremos Tu y Yo

Para cuantos no tengan

Ni verdad ni canción

"La he visto", la lejanía de la realidad muchas veces nos hace desfigurarla. Tremendas realidades - el hambre o la guerra - se nos antojan como algo remoto. Algo que no implica nuestra solidaridad. Un episodio más en un repertorio de nuestras frías especulaciones. Cada vez que los medios nos informan de un nuevo acto de barbarie, de una desdicha ajena, sentimos tristeza rutinaria, cómodamente dosificada por nosotros mismos que no afecte nuestra natural tranquilidad. Y es que nos hemos acostrumbrado. Para las desgrácias remotas, ya estamos surtidos pero, de pronto, surge algo inésperado. Un amigo entrañable, desaparece de entre nosotros. Todo un mundo de experiencias se abre ante nuestra memoria. Son imágenes que nos muestran a Tomás Hormigo a sus doce años de residente del internado de la antigua escuela Francisco Franco, siendo visitado por sus padres procedentes de Estepona. Lo vemos algo mayor con su título oficial de Delineante. Lo vemos alegre. Lo vemos triste. Terminando su Peritaje Industrial y sus oposiciones a la Cátedra de Física y Química en el I.E.S. La Rosaleda de Málaga con sus clases de inglés y con sus Semanas de la Ciencia, con sus viajes de estudios. Lo vemos como impulsor y creador del Museo Interactivo de las Ciencias de Málaga. Lo vemos... y sentimos una inmensa tristeza al pensar que él ya no está aquí. Y esta vez no se trata de la tristeza intelectual de los criterios objetivos. Es una pena profunda que hace inutil cualquier palabra. Es una pena que grita nuestra impotencia, humedece nuestros ojos y anuda nuestras gargantas.

Y ahora al sentir que él no está, miramos hacia Dios y sabemos que por su bien hacer, tenemos un intercedor protector junto a él. Y le pedirá por nuestra querida María Teresa, por sus hijos Tomás y Pablo y por toda la comunidad educativa de la Rosaleda que tanto hizo por tí y tu por ella. "Tomás ya lo ha visto" .

Sebastián Delgado Cruz, Director Residencia Estudiantes "La Rosaleda", Málaga.

Los que fuimos tus alumnos nunca olvidaremos tu dedicación, tus ganas de enseñar y de aprender enseñando. Acercaste la ciencia a los jóvenes, y no tan jóvenes, desarrollando proyectos como el "Club Científico Albert Einstein", que superó el ámbito de las aulas con las "Semanas de la Ciencia" (más de quince) y cristalizando en ideas como el "Museo Escolar de Ciencia y Tecnología" (MECYT), ahora "Principia", junto a nuestro vetusto instituto. Gracias por generar en nosotros el amor a la ciencia, a comprender por qué ocurren las cosas de forma amena y divertida. Gracias por hacernos partícipe de tus proyectos, y por pelear para que salieran adelante. Me duele pensar cuantas ideas, experimentos, charlas divulgativas o libros se habrán quedado en el tintero con tu marcha. Cuanto habríamos aprendido, Tomás, nuestro profesor por siempre. Espero que desde ahí arriba, tomando el té entre Einstein y Newton, te sientas orgulloso de los que fuimos tus alumnos y ahora somos dignos profesionales en esta nuestra sociedad, pues somos fruto de tu obra. Descansa en paz, maestro... amigo.


Francisco Manuel Martín Yáñez. Antiguo Alumno del Inst. E.S. "La Rosaleda", Málaga.

Esta página web está dedicada a la memoria de Tomás, sabemos que muchos de los que tuvieron la suerte de conocerlo, al leer lo aquí contenido, han sentido el deseo de poner su granito de arena dedicando unas líneas en su memoria. Hemos visto con pena que la mayoría de ellos han escrito en el libro de visitas textos que se han truncado al ser más largos que las tres líneas que se permiten, además de no poner dirección de contacto lo que nos hubiera permitido recuperar dicha información. Es por todo esto que te pedimos que nos escribas a la dirección de correo con tu texto en memoria de Tomás para que podamos incluirlo con el nombre de su autor en este apartado de la web, agradeciendo que además de dejes constancia de tu visita en el libro.

 

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